Cómo transformar tu bici convencional en una e-bike

Puede que no te dé el presupuesto para comprar una bicicleta eléctrica o puede, simplemente, que estés completamente enamorado de tu bici «de toda la vida». Sea cual sea el motivo, en el mercado hay kits de conversión eléctrica para que hagas el cambio tú mismo.

Las bicicletas eléctricas son una gran opción tanto para la circulación diaria urbana como para el cicloturismo. Ayudan a regular esfuerzos y también a moverse a mayor velocidad en terrenos que lo admitan. Además, una vez que pruebas una, ya no hay marcha atrás: la necesitas.

¿No tienes el dinero suficiente para hacerte con una? ¿Prefieres tu bici de siempre porque no quieres dejarla en una esquina? Pues hay una alternativa que cada vez es más popular: hacerse con un kit de conversión para transformar tu bici convencional en una e-bike.

Ten en cuenta que una bicicleta eléctrica fiable cuesta a partir de 1.500€ y un buen kit de conversión lo puedes encontrar por entre 400 y 800€. Es un ahorro bastante importante. Además, el proceso tiene otra gran ventaja: una vez instalado, no te costará nada quitarlo y ponerlo cuando quieras. Así podrás elegir cada día si quieres que tu bici sea eléctrica o no.

Antes de empezar

Si vas a brujulear y a comprarte el kit por internet y sin consultar a una tienda especializada (algo que no te recomendamos demasiado) debes tener en cuenta que la normativa europea es muy estricta en este aspecto.

Una bicicleta eléctrica (o con kit eléctrico) será considerada «bicicleta» a ojos de la ley siempre y cuando cumpla los siguientes requisitos:

  • el motor no puede superar los 250W de potencia
  • la asistencia debe parar a los 25km/h (la bici no se frenará, simplemente dejará de ayudarte el motor)
  • el sistema eléctrico sólo se accionará al pedalear, es decir, no debe contar con un acelerador, de ahí que también se llamen bicicletas de asistencia al pedaleo.

Si no cumple esos requisitos, no será considera «bicicleta», como decíamos, y, por tanto, necesitará homologación, matriculación, carné de conducir, casco… y, evidentemente, no podrás circular por las vías ciclistas ni carriles bici.

Los kits eléctricos

Instalar el kit no es del todo sencillo así que, si la mecánica te cuesta un poquito, mejor acude a un buen taller de bicicletas. En Barcelona, Spring Bikes, por ejemplo, se especializa en este tipo de trabajos.

Hay mucha más gama de motores y baterías a elegir para un mismo kit. Y si en algún momento decides cambiar de bici se puede reutilizar en la nueva, siempre y cuando tenga el mismo tamaño de rueda. Ya se fabrican repuestos, así que no es necesario comprar un kit nuevo si algún componente falla.

Los kits constan principalmente de 5 partes: motor, sensor, batería, controlador y mando (algunos también con display), así que lo primero es tener claro dónde vas a colocar cada cosa. La elección del lugar donde colocas la batería dependerá de tu gusto y comodidad. También de la fisonomía de tu bici, claro. La puedes ubicar en el cuadro o en un portabultos trasero.

Los kits más comunes son los que llevan el motor colocado en el eje de una rueda (la delantera o la trasera) y son muchos más fáciles de instalar. Basta con quitar la rueda y poner la nueva que viene con el motor ya montado. El resultado suele ser mejor si eliges los motores de rueda trasera y, aunque sea un poco más complicado instalarlo que en la delantera, notarás que tienes bastante más tracción. Es importante también que se pueda montar el mismo número de piñones que tiene tu bici. No te olvides de este aspecto.

En los últimos años también han salido al mercado kits eléctricos que usan el motor en el eje de pedalier, que incluyen sus propias bielas y plato sustituyendo a los de tu bici. Estos motores son normalmente más potentes y equilibran mejor el peso de la bici pero instalarlos lleva su trabajo.

Los kits de conversión traen, además del motor, unos sensores para el cuentakilómetros y para la asistencia al pedaleo, que se instalan habitualmente entre el plato y el cuadro de la bici. Son los responsables de saber si estás o no pedaleando para encender todo el sistema. Los más completos incluso incluyen sensores en los frenos para cortar la asistencia cuando accionamos cualquiera de las dos manetas.

El cableado para la instalación ya viene preparado con todas las clavijas y lo podrás conectar de forma muy sencilla al resto de componentes: mando y controlador.

Y tu bici normal, siempre disponible

Si un día quieres hacer más ejercicio o echas de menos ese dolorcillo de las piernas al subir las cuestas, sólo tendrás que extraer la batería y sustituir la rueda que tiene el motor por la que quitaste antes de poner el kit.

En total, 3 minutos, y tu bici sin motor estará preparada para hacerte sudar de nuevo.