Todo lo que es necesario saber sobre pedales automáticos

Desde que aparecieron, en los años 70, han evolucionado muchísimo hasta nuestros días. Garantizan potencia, estabilidad y fluidez en el pedaleo, pero también tienen sus detractores. Vamos a ver sus ventajas y a despejar las dudas más habituales sobre su uso.

Fueron creados en la década de 70 y desde entonces han evolucionado una verdadera barbaridad. Puede que sea el componente, junto con los cambios, que más modificaciones y mejoras ha sufrido a lo largo de los años.

Los pedales automáticos, también conocidos como “pedales con calas”, son la opción más común para mejorar fluidez y rendimiento en nuestros entrenamientos y rutas. Sin embargo, pocos componentes para bicicleta están tan llenos de miedos y prejuicios, pero, a pesar de todo, podemos asegurarte una cosa: usarlos es más fácil de lo que crees y los resultados que se obtienen son inmejorables.

Los pedales automáticos cuentan con un sistema de fijación con calas, es decir, para usarlos necesitas unas zapatillas específicas de ciclismo con una cala en la suela que es la encargada de fijarse en nuestro pedal.

Mientras se pedalea, el pie va totalmente sujeto y fijo al pedal. Para quitarlo, hay que realizar un movimiento lateral del pie que hará que el sistema de fijación salte. Aunque pueda parecer complicado, y hasta un tanto peligroso, es un sistema muy fácil de usar una vez que se le coge el punto. También es verdad que todo el mundo ha tenido al menos una caída (en parado) por no poder sacar el pie los primeros días.

En todas las calas hay un tornillo de presión o de liberación, con el que podrás ajustar la facilidad con la que quitarás el pie del pedal. Colócalo flojo las primeras veces, para evitar sustos. Ya lo ajustarás más adelante, a medida que controles su uso. No descartes apoyarte en una pared o barandilla para practicar el “descalado” hasta que lo tengas dominado. Y las primeras salidas con este tipo de pedales, mejor por terrenos fáciles y sin obstáculos, donde te sientas seguro.

Y procura no mirar mucho el pedal para meter la cala, porque dejarás de mirar el terreno por el que circulas y eso siempre es un riesgo. Sólo pon el pie sobre el pedal, céntralo, aprieta un poco y rápidamente escucharás el “clack” que indica que tú y tu bicicleta sois una única pieza. No hay que agobiarse: simplemente pedalear con el pie centrado. El sistema hará el resto.

Las ventajas son tantas que merece la pena probarlos, créenos: además de ayudar a una sujeción perfecta, mejoran el control de la bici y hacen posible que nuestro pedaleo sea redondo, con los beneficios que eso asegura para otorgarle potencia y para la comodidad en la postura sobre la bici. Precisamente debido a ese pedaleo natural y fluido, los pedales automáticos evitan lesiones. Por si fuera poco, la presión se reparte mejor por todo el pie y no notamos tanta carga en nuestros gemelos.

Por modalidades

Sus beneficios para el ciclismo de montaña resultan evidentes. Además de las ya mencionadas potencia y estabilidad, resultan especialmente útiles en terrenos difíciles, donde nuestro pie puede salirse con facilidad si no llevamos este tipo de pedales.

Es cierto que en el caso de descensos más técnicos y modalidades como el enduro, se suele ir con el pie fuera del pedal en bajadas o se realizan maniobras y saltos más complejos. Precisamente por eso, y para no obligar a los usuarios a cambiar de pedal dependiendo del tipo de ciclismo que quieran hacer, algunas marcas, como Eltin, han desarrollado pedales mixtos con gran plataforma que permiten fijar el pie mediante una cala o usar una zapatilla normal y corriente.

Para el ciclismo de carretera son los mejores, sin duda alguna. En terrenos uniformes, prolongados y sin dificultad técnica, aseguran una pedalada potente, eficaz y muy fluida, en especial en el punto muerto en el que suele quedarse el pie cuando el pedal llega a la parte más alta.

Es importante tener en cuenta que debes ajustar muy bien las calas en las zapatillas para poder notar al 100% todos estos beneficios. Asesórate. Acude a un profesional experto en estudios biomecánicos para que ajuste tu bici (pedales, sillín y manillar) a tu altura y tamaño. Lo agradecerás.