Consejos de conducción para ahorrar batería en un coche eléctrico

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Los coches eléctricos son cada vez más comunes en nuestras calles, no tanto así los puntos de carga. A pesar de que cada vez es más fácil recargar los vehículos eléctricos, los puntos de enchufe todavía no han llegado a todos los rincones de España. Más allá de ser previsores con las rutas, los conductores pueden tomar una serie de medidas para ahorrar energía, reducir el consumo y alargar la autonomía de los coches eléctricos.

Lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de conducir un coche eléctrico, es que a diferencia de los coches de combustión, no tienen embrague ni marchas, por lo que a nivel de conducción se asemeja más a un automático y solo hay que preocuparse de acelerar y frenar. Pero la principal diferencia entre ambos es la aceleración, por norma general los coches de combustión aceleran de una forma más progresiva y los eléctricos tienen un empuje más radical.

Eso ocurre porque en los coches eléctricos, el par está disponible desde cero, y por lo tanto al más mínimo toque de acelerador el coche saldrá con fuerza. Por lo tanto, siempre es recomendable pisar el acelerador con una presión controlada y progresiva para evitar sustos. Sin embargo, es precisamente esa potencia la que permitirá que conduzcamos el coche de una forma eficiente si somos capaces de aprovechar la inercia generada en el movimiento.

Los coches eléctricos son más eficientes en recorridos urbanos, puesto que con el sistema de frenado regenerativo, cada vez que se frena o se desacelera la batería se recarga. El sistema que llevan incorporado transforma la energía cinética del vehículo en energía eléctrica al desacelerar (levantar el pie del acelerador) o frenar, la cual se utiliza para recargar la batería. Y así, los tramos de semáforos por ejemplo, siempre y cuando se acelere de una forma progresiva y suave pueden convertirse en grandes aliados de la conducción eficiente.

Con el sistema de frenado regenerativo, en lugar de que la energía se disipe en forma de calor, como en los frenos convencionales, la energía cinética se convierte en electricidad y de ese modo se alarga el alcance de la batería. Por lo tanto, a la hora de prever un desplazamiento, además de optar por recorridos más llanos y rectos, podremos optar por tramos urbanos que nos permitirán sacarle partido a ese sistema de regeneración y ahorrar más batería.

En ese sentido, en función del modo de conducción que se elija, el frenado regenerativo funcionará con mayor o menor retención e incluso en algunos modos quedará desactivado para aprovechar toda la potencia eléctrica en acelerar. Es importante, por lo tanto, que en caso de querer ahorrar la máxima batería posible se conduzca el máximo tiempo posible en el modo eco. Este modo de conducción acostumbra a ser el más restrictivo con la entrega de la potencia y más conservador con la batería dejando además los niveles de frenado regenerativo al máximo.

En la mayoría de vehículos nuevos, estas características pueden editarse y los modos acostumbran a poderse personalizar para encontrar el balance adecuado a cada conductor y estilo de conducción. Sin embargo, el quid de la cuestión se use el modo de conducción que se use, será una conducción suave y anticipada. Evitando los acelerones y frenazos bruscos, consumiremos mucha menos energía.

Además, aprovechando al máximo la inercia siempre que sea posible, podemos dejar que el coche vaya perdiendo potencia y desacelerando en lugar de frenar y por lo tanto evitaremos acelerar de más y luego tener que frenar.

Por último, hay algunas pequeñas acciones que podemos tener en cuenta a la hora de hacer una conducción eficiente sea cual sea el vehículo que conduzcamos. Llevar una climatización optimizada, sin abusar de la calefacción o el aire acondicionado ayudará a mantener la batería. Y por último llevar los neumáticos con la presión correcta también evitará sobreesfuerzos al coche y por tanto a la batería.