
Cuando te planteas recorrer una de las carreteras más míticas del mundo, tarde o temprano aparece un nombre que despierta respeto y emoción a partes iguales: la Ruta 40. Un trazado legendario que recorre más de 5.000 kilómetros desde La Quiaca, en el extremo norte del país, hasta el Cabo Vírgenes, en la Patagonia profunda. Cruza desiertos, glaciares, volcanes, lagos, pueblos remotos y cordilleras que parecen no tener fin. Pero antes de lanzarte a esta aventura, es normal hacerte la pregunta: ¿es seguro viajar por la Ruta 40?
En este artículo te cuento lo que debes saber sobre la seguridad en la Ruta 40 y cómo fue mi experiencia recorriéndola en moto. Un viaje intenso, salvaje y profundamente transformador.
La seguridad en la Ruta 40
Argentina es, en general, un país seguro para viajar. Sin embargo, la Ruta 40 no es una carretera cualquiera. Es solitaria, extensa, impredecible y, en muchas zonas, completamente aislada. La seguridad no depende tanto de la delincuencia como del estado de la ruta, el clima y las condiciones del entorno.
Hay tramos con asfalto perfecto, pero otros siguen siendo de ripio, con piedras sueltas, viento extremo y distancias interminables sin señal de vida. Justo por eso es una ruta tan especial.

Consejos para viajar seguro por la Ruta 40
- Planifica cada etapa
El clima en Argentina puede cambiar de forma radical. El viento patagónico, la nieve y las lluvias pueden cerrar tramos sin previo aviso. - Lleva combustible y agua de sobra
Hay sectores donde pueden pasar más de 200 kilómetros sin estaciones de servicio. - Evita rodar de noche
Animales sueltos, falta de iluminación y temperaturas extremas hacen que la noche sea peligrosa. - Revisa la moto constantemente
El ripio, la altura y el calor pueden castigar tu moto más de lo que imaginas. - Viaja con seguro médico y de asistencia
En un país tan grande, un buen seguro como la Asistencia RACC marca una gran diferencia. - Respeta el entorno y las indicaciones locales
La Ruta 40 atraviesa parques nacionales, comunidades indígenas y zonas protegidas.
Si viajas preparado, con cabeza y sin prisas, la Ruta 40 es segura. Es exigente, sí, pero no peligrosa. Y es justamente esa exigencia la que la convierte en una de las aventuras más grandes del mundo.
Mi experiencia viajando por la Ruta 40 en moto
Siempre había soñado con recorrer esta carretera. No quería simplemente “verla”, sino vivirla. Así que volé hasta Córdoba y me lancé a hacer la ruta.
Durante 15 días rodé por más de 5.000 kilómetros, pasando del calor mendocino al frío de montaña, del vino al polvo, del silencio absoluto de la Puna a los pueblos vibrantes del noroeste. La Ruta 40 no es un destino: es un viaje hacia dentro, un recordatorio de lo pequeño que es uno frente a la inmensidad del paisaje argentino.

Itinerario de mi aventura por la Ruta 40
Mendoza y la Ruta del Vino
Comencé en Mendoza, tierra de montañas y viñedos infinitos. Fue una despedida simbólica de la comodidad, porque después de eso la carretera se vuelve más salvaje.
Desde aquí conecté con la Ruta 40 rumbo al norte.
San Juan y el Barreal
La ruta entre Mendoza y San Juan es relativamente tranquila, con buenas carreteras y paisajes áridos que anuncian lo que viene. Uno de los lugares que más me sorprendió fue Barreal, un sitio silencioso donde el viento sopla sin avisar.
Rodar por la Pampa del Leoncito, con los Andes al fondo, fue uno de los momentos más mágicos del viaje. El tipo de lugar donde frenas, apagas la moto y sientes la naturaleza pura.
La Rioja, Chilecito y la Quebrada de las Flechas
Siguiendo hacia el norte, la Ruta 40 empieza a volverse más intensa. Entre San José de Jáchal y Villa Unión, la carretera combina tramos asfaltados con sectores de ripio, mientras los paisajes rojizos del precordillera acompañan cada kilómetro con una belleza áspera y silenciosa.
Antes de continuar hacia Salta, hice un desvío imprescindible hacia Chilecito, uno de los pueblos más históricos y vibrantes de La Rioja. Esta zona es famosa por sus minas y por el Cable Carril de La Mejicana, considerado una de las obras de ingeniería más increíbles de Sudamérica. Desde Famatina comienza la subida hacia la Mina La Mejicana, a más de 4.500 metros de altura, un camino estrecho, serpenteante y lleno de ripio que atraviesa barrancos, montañas de colores y restos del antiguo sistema minero.
El ascenso es exigente, la altitud se siente, el terreno cambia constantemente y el viento puede complicarlo todo. Para mí es uno de los tramos más emocionantes de toda la aventura. Llegar a las viejas instalaciones mineras, en medio de un paisaje lunar, es como viajar en el tiempo.
Después de esta incursión en la cordillera riojana, retomé la Ruta 40 rumbo al norte. Ya en el Valle Calchaquí aparece uno de los tramos más impresionantes de todo el viaje: la Quebrada de las Flechas, un corredor de formaciones puntiagudas que parecen cuchillas saliendo de la tierra. El ripio aquí es más exigente, con serruchos, curvas y piedras sueltas que obligan a mantener la concentración… pero también a disfrutar de uno de los paisajes más surrealistas y fotogénicos de Argentina.
Salta: Cafayate y la ruta del sabor
Llegar a Cafayate fue como un premio después de tanto polvo. Este pequeño pueblo salteño es famoso por sus vinos torrontés, sus bodegas artesanales y su ambiente relajado.
La Ruta 40 en esta región es una delicia: viñedos, montañas, sol y una combinación perfecta entre aventura y gastronomía.
Cachi y la Puna salteña
Desde Cafayate seguí hacia Cachi, uno de los pueblos más bonitos del norte argentino. El camino está lleno de curvas, ripio y montañas que cambian de color a cada kilómetro. La tranquilidad del pueblo, con sus casitas blancas y calles empedradas, contrasta con la dureza del camino.
A partir de aquí aparece uno de los tramos más emblemáticos: las rectas interminables de la Puna, donde el viento golpea sin compasión y donde la soledad de la ruta te recuerda que estás en uno de los lugares más remotos del país.
Abra del Acay: el punto más alto de la Ruta 40
El momento más intenso del viaje fue cruzar el Abra del Acay, el paso de carretera más alto de Argentina y uno de los más altos del mundo: 4.895 metros de altitud.
El frío, la falta de oxígeno, el ripio y la inclinación lo convierten en un desafío incluso para motos más potentes. Pero las vistas lo compensan todo. Estar allí arriba, rodeado de montañas gigantes y silencio absoluto, es una sensación difícil de explicar.
Es uno de esos lugares donde sientes que la Ruta 40 te pone a prueba… y luego te abraza.
Los contrastes de la Ruta 40
Lo que más me enamoró de la Ruta 40 fueron sus contrastes. En pocos días pasé de viñedos verdes a desiertos rojizos, de pueblos tranquilos a montañas que rozan el cielo, de calor extremo a frío cortante. También descubrí sabores increíbles: locro, humitas, vino de altura y pan casero recién hecho en pequeñas casas de adobe.
Pero también hay anécdotas curiosas: tramos interminables de ripio donde no pasa un solo vehículo, llamas cruzando la carretera como si nada, viento lateral que te obliga a rodar inclinado… y la sensación de libertad absoluta que solo una ruta como esta puede ofrecer.
Conclusión: ¿es seguro viajar por la Ruta 40?
Sí, es seguro, siempre que viajes preparado y respetes la fuerza de la naturaleza. La Ruta 40 no es peligrosa: es exigente. Y esa exigencia es justamente lo que la vuelve una ruta legendaria.
Mi viaje por la Ruta 40 fue una de las experiencias más intensas, solitarias y emocionantes que he vivido. Si te gustan las grandes aventuras, los paisajes infinitos y esas carreteras que te cambian por dentro, la Ruta 40 debería estar en tu lista de prioridades.
El único riesgo real… es querer volver una y otra vez.
Bdeviajeros es un proyecto creado por Diana y Albert, una pareja apasionada por los viajes en moto. Iniciaron su aventura en 2019 y desde entonces han viajado por más de 30 países, compartiendo sus experiencias y rutas a través de su blog y canal de YouTube. Su propósito es inspirar a otros a viajar en moto, ofreciendo guías de viaje detalladas, rutas y consejos útiles para los motociclistas. En su blog bdeviajeros.com puedes encontrar información sobre rutas en diversos destinos como Noruega, Escocia, los Alpes, Colombia y diferentes regiones de España, entre otros. También organizan eventos y actividades para la comunidad motera, como la "Bdevuelta". En su canal de YouTube, comparten videos de sus viajes, mostrando no solo las rutas y paisajes, sino también consejos prácticos y experiencias personales:
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