Cómo reducir los plásticos en nuestra alimentación

El plástico está tan presente en nuestros días que, muy a menudo, no somos conscientes de todas las veces que hacemos uso de él: botellas de plástico, envoltorios, envases, bolsas…
Documentales como A Plastic Ocean (2016) han mostrado el impacto de los residuos plásticos en la vida marina y cómo estas partículas terminan volviendo a nosotros en forma de microplásticos en el pescado, la sal o el agua del grifo. Por su parte, libros como Sin plástico: Guía para vivir de forma sostenible, de Clara Baldock, explican cómo reducir este material en nuestro día a día.
Y es que reducir los plásticos en nuestra alimentación es mucho más sencillo de lo que parece. Cambiando de hábitos podemos contribuir a ello. A continuación, te explicamos qué puedes hacer.
¿Por qué reducir los plásticos?
Más allá de la conciencia por la conservación del medioambiente, reducir los plásticos también es apostar por mejorar nuestra salud. Cada vez son más los estudios que informan de la cantidad de microplásticos que entran en nuestro organismo debido a las partículas que desprenden los envases y utensilios de cocina.
Un estudio publicado en 2022 en la revista Environmental Science & Technology estimó que una persona puede ingerir entre 39.000 y 52.000 partículas de microplásticos al año solo a través de la alimentación. Si se incluye también el aire que respiramos, esa cifra puede superar las 100.000 partículas anuales.
¿Cuáles son las principales fuentes de plástico en la alimentación?
Se calcula que el 70% de los envases plásticos que se generan en el mundo están relacionados con alimentos y bebidas. Esto significa que, cada vez que comemos o bebemos, probablemente estamos generando residuos plásticos, muchas veces de un solo uso y de difícil reciclaje. Identificar las principales fuentes es el primer paso para poder reducirlos de forma consciente:
- Envases de alimentos: la mayoría de productos procesados vienen envueltos en varias capas de plástico (paquetes de galletas, bandejas de embutidos o de carne…).
- Botellas: estos envases son reutilizables, pero si no se reciclan bien su huella ambiental perdura varios años.
- Utensilios y envases de comida para llevar: aunque en nuestro país ya no es lo habitual, son muchos los estados que aún no han puesto limitaciones al plástico.
- Cápsulas de café: generan una gran cantidad de residuos en poco tiempo.
¿Cómo reducir el plástico en nuestra alimentación?
Para disminuir la cantidad de plástico no son necesarios grandes esfuerzos, sino más bien actuaciones conscientes como:
- Apostar por la compra a granel, evitando así comprar productos con envases innecesarios. Un error que se suele cometer aquí es comprar alimentos sin envasar, pero introducirlos luego en las bolsas de plástico del supermercado. Por eso es interesante llevar bolsas de tela reutilizables.
- Llevar bolsas reutilizables o utilizar cestas o carritos de la compra para no tener que meter la compra en bolsas de plástico. Cada bolsa tarda entre 10 y 400 años en degradarse.
- Elegir productos con menos envases de plástico, como, por ejemplo, comprar yogures en envase de vidrio.
- Evitar las botellas de plástico y utilizar más botellas de agua rellenables de acero inoxidable o vidrio.
- En la medida de lo posible, almacena sin utilizar bolsas de plástico o papel film: se pueden sustituir guardando los alimentos en un táper de cristal.
- Lleva tu taza o recipiente reutilizable para el café o la comida para llevar. Además, muchos comercios ofrecen descuentos si lo haces.
- Compra menos procesados. Esto no solo ayuda a reducir plásticos, sino que también ayuda a mejorar la salud.
Finalmente, también existen alternativas sostenibles para limpiar, como los cepillos de madera o los estropajos vegetales.