Pirineo Aragonés y Francés en Moto: Naturaleza Salvaje y Curvas que Enamoran

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El Pirineo es un lugar perfecto para los amantes de la moto. Esta majestuosa cadena montañosa que separa España de Francia no solo es una barrera natural, también es un paraíso de carreteras con encanto, pueblos con historia y paisajes que quitan el aliento. En esta escapada recorrerás tanto el lado aragonés como el francés de los Pirineos, cruzando puertos de montaña, disfrutando de curvas bien trazadas y de esa sensación de libertad que solo se vive sobre dos ruedas.

Seguridad y recomendaciones previas

Viajar en moto por los Pirineos no supone riesgos mayores, pero conviene tener en cuenta algunos aspectos: en los pasos de alta montaña el clima puede cambiar bruscamente, así que conviene llevar ropa impermeable y térmica, incluso en verano.

Es importante revisar bien la moto antes del viaje, en especial frenos, neumáticos y niveles.

No olvides llevar la documentación en regla: permiso de circulación, ITV vigente, seguro con cobertura en Europa y, si cruzas a Francia, tu DNI o pasaporte. Y por supuesto, contratar una buena asistencia en carretera es clave. Con RACC puedes tener la tranquilidad de estar cubierto ante cualquier imprevisto, estés donde estés.

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Recorrido por el Pirineo Aragonés y Francés para hacer en moto

Punto de partida: Anzánigo

La aventura comienza en el corazón del Pirineo aragonés, en Anzánigo, un punto de encuentro motero por excelencia.

Tramo 1: Anzánigo – Sallent de Gállego

Desde Anzánigo, tomamos dirección norte rumbo a Biescas y seguimos hacia Sallent de Gállego. Esta primera parte de la ruta es ideal para calentar motores. El paisaje empieza a imponerse a medida que te adentras en el Valle de Tena, donde el río Gállego acompaña el trazado y los picos empiezan a asomar en el horizonte.

Sallent es un pueblo de montaña con mucho encanto, a los pies del embalse de Lanuza. Si tienes tiempo, merece la pena parar para tomar un café con vistas o pasear por sus calles empedradas.

Tramo 2: Puerto del Portalet – Bienvenido a Francia

La carretera sigue en ascenso hasta alcanzar el Puerto del Portalet, uno de los pasos fronterizos más fotogénicos entre España y Francia. Desde sus más de 1.700 metros de altitud, las vistas son espectaculares, con el imponente pico Midi d’Ossau presidiendo el horizonte.

El descenso hacia Francia es suave, con curvas abiertas y buen asfalto. Este tramo es muy agradecido para la conducción, y más aún si lo haces en primavera o principios de otoño, cuando la afluencia de tráfico es baja y el paisaje está en su máximo esplendor.

Tramo 3: Col d’Aubisque – Un puerto legendario

Tras atravesar Laruns, nos dirigimos hacia uno de los conocidos del Tour de Francia: el Col d’Aubisque. Este puerto es una joya del Pirineo francés, tanto por su trazado como por el entorno natural que lo rodea y en la cima te espera una panorámica de 360 grados sobre valles y picos alpinos.

Aquí es habitual ver ciclistas, autocaravanas y moteros de toda Europa. Un buen lugar para parar, respirar aire puro y hacer unas fotos con las icónicas bicicletas gigantes de colores que adornan la cima.

Tramo 4: Col de Marie-Blanque – Curvas y soledad

Después del Aubisque, el Col de Marie-Blanque es una subida más discreta, pero no por ello menos interesante. Sus curvas cerradas y sus tramos atravesando frondosos bosques le dan un aire más íntimo y técnico. Es un tramo ideal para quien disfruta de una conducción más revirada.

La cima no es tan abierta como la del Aubisque, pero el entorno es más salvaje, y si vas en temporada baja es probable que no te cruces con muchos vehículos.

Tramo 5: Arette y Col de Lié – Francia profunda

Desde Bilhères, descendemos hacia el encantador pueblo de Arette, típico de los Pirineos Atlánticos. Aquí el tiempo parece ir más lento, con casas de piedra y tejados inclinados, rodeados de naturaleza.

La ruta continúa hacia el Col de Lié, un paso menos conocido pero muy bonito, con asfalto en buen estado y poco tráfico. Este tramo enlaza perfectamente con la siguiente gran etapa de la ruta: el regreso a España.

Tramo 6: Canfranc – Historia en las montañas

Tras cruzar la frontera de nuevo, llegamos a Canfranc, un lugar que siempre impresiona por su imponente estación internacional. La Estación de Canfranc es uno de esos lugares que merecen una parada larga, no solo por su valor arquitectónico, sino también por la historia que guarda entre sus muros. Puedes visitar el túnel ferroviario o hacer una visita guiada si tienes tiempo.

Tramo 7: Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña – Cultura y panorámicas

Antes de cerrar el círculo, vale la pena hacer un pequeño desvío hacia el Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, enclavado en un entorno natural excepcional. El monasterio combina historia medieval, arte románico y vistas espectaculares del Pirineo aragonés.

Si vas bien de tiempo, también puedes visitar el Monasterio Viejo, situado unos kilómetros más abajo, incrustado literalmente en la roca. Es uno de los rincones más místicos y fotogénicos de toda la zona.

Tramo final: Regreso a Anzánigo

Tras una jornada de más de 250 kilómetros de curvas, pasos de montaña y paisajes cambiantes, regresar al lugar de partida, Anzanigo.

Consejos prácticos para la ruta

  • Combustible: Reposta antes de cruzar a Francia. Aunque hay gasolineras, en algunos tramos están más espaciadas.
  • Clima: En los pasos de montaña puede cambiar rápidamente. Lleva ropa de moto adecuada para frío, lluvia y calor.
  • Documentación: Lleva DNI o pasaporte, permiso de conducir y documentación del vehículo en regla. No olvides la tarjeta sanitaria europea.
  • Asistencia: Tener asistencia en carretera es fundamental. Con RACC o similares, viajarás con más tranquilidad.
  • Época ideal: Finales de primavera y comienzos de otoño son las mejores épocas: buen tiempo y poco tráfico. Asegúrate de que todos los puertos de montaña estén abiertos por nieve.

Un viaje que te cambia

Recorrer los Pirineos en moto es una experiencia que mezcla aventura, naturaleza, historia y libertad. Cada puerto que subes, cada curva que encadenas y cada pueblo que descubres deja una huella. No necesitas llegar a ningún sitio concreto, porque aquí, el viaje es el destino.