Ruta en moto por el norte de Francia: carreteras que cuentan historias

Preparativos previos al viaje

Antes de arrancar la moto rumbo al norte de Francia, conviene asegurarse de que todo esté en orden. Revisa la documentación del vehículo: permiso de circulación, ITV al día y tu permiso de conducir español. No olvides tampoco hacer una revisión mecánica básica y periódica antes de salir. Frenos, neumáticos, niveles, luces… todo suma para evitar sorpresas en el camino.

Además, es muy recomendable contratar una buena asistencia en carretera. Con RACC, por ejemplo, puedes tener cobertura estés donde estés, algo que aporta mucha tranquilidad en un viaje largo y por carreteras menos conocidas.

¿Cuántos días necesitas para recorrer el norte de Francia?

La duración del viaje siempre depende del ritmo que te guste llevar, pero con unos 10 días puedes disfrutar bien de la ruta, hacer paradas interesantes y rodar con calma. Lo bueno del norte de Francia es que no hay que hacer grandes distancias para disfrutar de paisajes muy diferentes entre sí.

El itinerario

El norte de Francia es de esos lugares que no necesitan grandes carteles para enamorar. No tiene los picos alpinos ni el glamour de la Costa Azul, pero tiene algo especial. Tiene historia, tiene mar, y tiene unas carreteras que parecen hechas para viajar en moto.

Primera parada: París

Aprovechando que la dirección es hacia el norte del país, una primera parada puede ser París. Aunque no es la ciudad más cómoda para moverse en moto, merece la pena pasar uno o dos días descubriendo sus rincones más emblemáticos. Montmartre, la Torre Eiffel, el Sena al atardecer… siempre hay algo nuevo que ver o sentir en la ciudad del amor.

Lille: historia y vida urbana

Desde París puedes dirigirte al noreste hacia Lille, una ciudad con mucho encanto y ambiente. Algunas paradas recomendadas:

  • Grand Place, la plaza principal con edificios elegantes y terrazas llenas de vida.
  • La Vieille Bourse, edificio del siglo XVII con un patio interior donde se monta un mercadillo de libros antiguos.
  • La catedral de Notre-Dame de la Treille, con una fachada moderna que contrasta con su interior neogótico.
  • El Museo de Bellas Artes, uno de los más importantes del país.

Rumbo al mar: Dunkerque y Calais

Siguiendo hacia la costa, la ruta te lleva a Dunkerque, ciudad portuaria con un peso histórico muy importante, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial. Es el tercer puerto más grande de Francia y un buen punto para hacer una parada.

Desde Dunkerque puedes continuar por la carretera D940, que bordea la costa hasta llegar a Calais, justo frente a Inglaterra. A tan solo 34 kilómetros de Dover, Calais ofrece algunos lugares interesantes como la Torre del Faro, la Ópera y, sobre todo, el impresionante Ayuntamiento con su torre campanario, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Étretat: acantilados de postal

Pasando por pueblos costeros como Boulogne-sur-Mer y Dieppe, llegas a Étretat, uno de los lugares más mágicos de esta ruta. Famoso por sus acantilados blancos de tiza y formaciones rocosas como la Aiguille o la Falaise d’Aval, este pequeño pueblo normando parece sacado de una pintura.

Rodar junto al mar con estas vistas es una experiencia inolvidable. Si puedes, quédate una noche para ver el atardecer desde lo alto de los acantilados.

Cap de la Hague y el faro de Goury

Desde aquí puedes rodear la bahía del Sena, pasar por la ciudad de Caen y continuar costeando hasta llegar al Cap de la Hague, uno de los puntos más salvajes y fotogénicos de la costa donde podrás contemplar las maravillosas vistas del faro de Goury (Phare de Goury).

Mont Saint-Michel: el momento mágico del viaje

Y si hay un lugar que parece sacado de un sueño, ese es Mont Saint-Michel. Ver su silueta aparecer en el horizonte mientras te acercas por carretera es algo difícil de describir. Parece flotar entre el cielo y el mar.

La carretera de acceso es perfecta para ir en moto, y el entorno no puede ser más fotogénico. Al llegar, puedes aparcar en la zona P9 (el precio varía según temporada, entre 3€ y 8€ por 3 horas) y comenzar a explorar sus callejuelas empedradas, la abadía en lo alto y, sobre todo, el increíble fenómeno de las mareas. Si llegas temprano o fuera de temporada alta, la experiencia será aún más especial.

Saint-Malo: murallas junto al mar

Muy cerca de Mont Saint-Michel está Saint-Malo, ciudad fortificada de la Bretaña francesa. Aquí podrás:

  • Caminar por las murallas que rodean la ciudad antigua.
  • Disfrutar de sus playas y de paseos con sabor atlántico.
  • Visitar los fuertes Fort National, Petit Bé y Grand Bé (con marea baja).
  • Conocer la catedral de Saint-Vincent y el Château de Saint-Malo.

¿Y el clima?

El norte de Francia no destaca por sus días soleados, pero eso también le da su encanto. Niebla, nubes bajas, llovizna suave… Con el equipo adecuado, nada impide disfrutar del viaje. Además, esa meteorología cambiante hace que los paisajes parezcan diferentes en cada momento del día.

Consejos prácticos

  • Mejor época: de mayo a septiembre. Primavera también es buena opción y hay menos turismo.
  • Documentación: lleva todo en regla y asegúrate de que tu seguro cubre viajes por Europa y repatriación en caso de necesitarla.
  • Equipamiento: ropa impermeable, térmica y guantes buenos. El clima puede cambiar en cuestión de minutos.
  • Carreteras: muchas de las rutas costeras, como la D940, son espectaculares para ir en moto.

El norte de Francia es un destino que te sorprende sin hacer ruido. No es el más turístico ni el más conocido, pero tiene todo lo que hace especial un viaje en moto: carreteras tranquilas, paisajes con historia, ciudades con carácter y una atmósfera que engancha. A veces, lo mejor está en los lugares que menos te esperas.