Bicicletas eléctricas que se cargan con energía solar

Es indudable que una bicicleta eléctrica es un medio de transporte sostenible, medioambientalmente respetuoso, pero su fabricación, portes asociados y mantenimiento también dejan su propia huella de carbono. Una de las opciones en las que se está trabajando es en bicicletas eléctricas solares, que empiezan a dar sus primeros pasos.
Las bicicletas eléctricas, cada vez más potentes, con más autonomía y menor peso emergen como una solución verde a muchos de los trayectos diarios, pero también dejan su huella de carbono, sobre todo en la fabricación, mantenimiento y portes. Los fabricantes están realizando verdaderos esfuerzos para rebajarla, pero aún queda algo de trabajo.
Hasta existen alianzas dentro del sector para trabajar en esa línea con compromisos muy determinados y fuertes inversiones. Una de las líneas de trabajo está centrada en la carga de las baterías y, en concreto, la alimentación con energía solar, que evitan el consumo de electricidad y, sobre todo, la contaminación que genera la eliminación de las baterías.
Según los especialistas, una e-bike genera unos 300kg de CO2 durante todo su ciclo de vida, recorriendo una media de veinte mil kilómetros. La extracción de los materiales y el ensamblaje de la bicicleta representan el 60% del impacto ambiental. El 40% restante se divide en un 7% por su consumo eléctrico, un 29% corresponde al mantenimiento y repuesto de sus elementos y un 4% se achaca a la eliminación de los componentes al final de su uso. Aun así, sigue siendo un vehículo “limpio”: la huella de carbono de una eléctrica es 16 veces inferior a la de un coche convencional y 6 veces menor al de una moto de baja cilindrada. Respecto a una bicicleta convencional, la eléctrica emite un 60% más de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Pero centrándonos en las bicis que nos ocupan, podríamos establecer una tipología muy sencilla y se basaría, principalmente, en el lugar escogido para poner las placas solares. Teniendo eso en cuenta, existen dos tipos de e-bikes “solares”: las que incorporan las placas en los radios de las ruedas del vehículo y las que los llevan en el cuadro de la bicicleta.
Las e-bikes alimentadas con energía solar incorporan en su estructura células fotovoltaicas que son capaces de recoger la energía natural para alimentar la batería. Evidentemente no hay necesidad de enchufarlas a la corriente eléctrica para la carga. El único “pero” es el exceso de peso que soporta al tener debido a los paneles solares. Por eso estas bicicletas están fabricadas en fibra de carbono: para limitar y optimizar al máximo el peso del cuadro y los distintos componentes.
Una bicicleta eléctrica necesita almacenar entre 200 y 500 vatios de energía en su batería para un uso cotidiano normal. A las eléctricas solares, es necesario sumarle una plataforma para transportar los paneles.
El tamaño de los paneles solares también varía, porque depende de la capacidad de la batería y el tiempo que estés dispuesto a dedicarle para cargarla.
¿Quién lo está haciendo?
Algunas compañías ya están ofreciendo paneles rodantes de entre 25 y 75 vatios de potencia. No son los más eficientes, pero los más potentes son aún difíciles de transportar en la bici. La solución podría estar en los remolques, como los Bob, que tienen un motor eléctrico, baterías y, por supuesto, los paneles solares necesarios.
Muchos otros grandes fabricantes se han puesto manos a la obra en la producción en masa estos paneles para usarlos en bicicletas eléctricas. Varias empresas de Europa y Estados Unidos ya han empezado a trabajar en la adaptación de líneas de bicicletas eléctricas de alta calidad como la Giant Twist, A2B Motor Bike y bicicletas eléctricas con kits BionX.
Uno de los ejemplos de bicicletas solares que ya existen en el mercado es la E-V Sunny Bicycle, que no solo parece una verdadera bicicleta profesional, sino que además tiene la novedad de ser 100% alimentada por energía solar. Los paneles solares están ubicados sobre las ruedas, y la energía producida se almacena en la batería para alimentar el motor de 500W de potencia con capacidad de alcanzar una velocidad de 30km/h. El único inconveniente es que pesa 34 kg.
Pero hay más opciones solares: la que ha desarrollado el danés Jesper Frausing durante un período de tres años: se trata de una bicicleta de alcanzar velocidades de hasta 50km/h y tiene una autonomía de 70 kilómetros.
Más ejemplos: Leaos Solar, una bicicleta con cuadro de fibra de carbono y paneles muy delgados, integrados en el cuadro. Puede ser autosuficiente hasta 20 km en modo asistido y cerca de 16 km si se usa por completo. Cargada al máximo, puede darte hasta 90km de autonomía, según datos del fabricante.
La Ele Solar Bike es otro modelo interesante. Se puede utilizar como una bicicleta normal, y en los modos asistido y eléctrico su fuente de alimentación admite tanto energía solar como convencional con un diseño compacto.
Bending Cycles, una empresa de Singapur, ha creado una bicicleta, EHITS (Energy Harvesting Intermodal System) capaz de generar energía solar y eólica gracias a la instalación de paneles solares en el cuadro y dos generadores de energía eólica en la rueda.
Un futuro cada vez más cercano
Muchos de estos modelos no necesitan la luz del sol directa para recargar de energía sus baterías, pero la gran ventaja de todos ellos es que, normalmente, el uso de la bicicleta aumenta cuando hay buen tiempo, sol, luz… justo las condiciones que necesitan las bicicletas eléctricas de carga solar.
Es pronto aún para saber si este será el camino a seguir por el sector, o si se abrirá una nueva línea de investigación para la alimentación de las baterías, pero lo que sí es seguro es que en un futuro más bien cercano, prácticamente la totalidad de las bicicletas tendrán algún tipo de asistencia eléctrica y las bicicletas convencionales, aquellas que sólo funcionan con nuestros músculos, serán un elemento meramente deportivo o de nostálgicos.