Comprar bicicletas de segunda mano disminuye la huella de carbono

Comprar bicicletas de segunda mano es una buena manera de colaborar con la disminución de la huella de carbono y cuidar el medioambiente, además de darles una segunda vida a muchas bicis a las que aún les quedan muchos kilómetros por recorrer.
Economía circular, reciclaje, reutilización, huella de carbono… Son palabras y expresiones de las que se habla mucho, ¿pero qué significa exactamente «huella de carbono»?
Se llama huella de carbono al rastro de gases de efecto invernadero (GEI) que dejan las actividades humanas. Es un indicador ambiental que mide tanto las emisiones directas como las indirectas de compuestos como el metano (CH4), el óxido de nitrógeno (N2O), los hidrofluorocarburos (HFCs), los perfluorocarburos (PFCs), el hexafluoruro de azufre (SF6) y, sobre todo, del más abundante y que más ha contribuido al calentamiento global desde 1990: el dióxido de carbono (CO2).
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) asegura que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzó un nuevo récord en 2019 y que los niveles actuales de CO2 atmosférico son equiparables a los de hace más de tres millones de años, cuando el termómetro terrestre marcaba unos 3°C más y el nivel del mar medía entre 10 y 20 metros menos que hoy. Hasta ahora, la huella de carbono no ha parado de crecer —se ha multiplicado por 11 desde 1961— y ya supone el 60% del impacto total del hombre en el medio ambiente, según estima la Global Footprint Network.
La compra de bicicletas de segunda mano ya ha ahorrado al planeta más de 3.500 toneladas de CO2.
Ante este panorama, cualquier disminución en la huella de carbono es importante. Y el aporte que viene haciendo la compra-venta de bicicletas no es para nada desdeñable. Sobre todo porque ya hay cifras para medirlo. La plataforma del mercado de bicis usadas Tuvalum ha publicado un informe que destaca el ahorro de emisión de más de 3.500 toneladas de CO2 a la atmósfera con un modelo de negocio que fomenta darles una segunda vida a las bicicletas.
Desde su apertura en 2015 la plataforma ya ha vendido alrededor de 15.000 bicicletas reacondicionadas, y esa cifra está relacionada con su aporte a la disminución de la huella de carbono. Por no hablar del ahorro económico, que puede ir del 30 al 70%.
La fabricación de bicicletas exige un gasto energético -y por lo tanto un aporte al crecimiento de la huella de carbono- que se puede evitar comprando bicis usadas.
Por ejemplo, la fabricación de un cuadro de carbono tiene un elevado coste energético y es un material difícil de reciclar: el proceso requiere más gasto económico y consumo energético que fabricar uno nuevo.
Los datos del estudio de Tuvalum han sido certificados por Carbon Neutral, principal organización de certificación independiente del mundo en materia de la huella de carbono (Carbon Trust).