Ilumínate bien, ahora que vienen días de menos luz

‘Winter is coming’, se decía en ‘Juego de Tronos’. Y si viene el invierno, vienen días más cortos y más oscuros. Para pedalear con total seguridad tienes que tener los recursos necesarios, e iluminarte es uno de los más importantes, tanto en la ciudad como fuera de ella. ¡Y no todas las luces son iguales!

Es muy probable que te pille casi por sorpresa. Sales a cualquier ruta o recado con la bicicleta y, si te entretienes un poco más de la cuenta, te cae la noche. Te ha pillado de lleno la oscuridad. Tener siempre una buena luz en la bici es imprescindible para ver con claridad el camino que recorres y también para que te vean otros vehículos a distancia y puedan planificar sus maniobras en función de tus movimientos. De hecho, en el ciclismo, es más seguro ser visto que tu propia visión.

Ten en cuenta que estamos en una época en la que también juega un papel importante la niebla, que dificulta aún más la visibilidad. Y las normas de circulación en la mayoría de los países obligan a llevar luces en tu bicicleta entre el atardecer y el amanecer, como es lógico. Nosotros alargamos esa recomendación a todo el día. Nunca sabes cuándo vas a entrar en una calle sombría, y ahí también necesitas ir bien iluminado, aunque sea de día.

Pero hay un enorme abanico de posibilidades a la hora de encontrar una iluminación eficaz a tu gusto y medida. Vamos a ver algunos consejos sobre las luces que puedes tener en tu bici y evitar sustos.

Luces delanteras

Debe ser brillante (consulta la sección de lúmenes) y tener un foco que ilumine la carretera o el camino. La mayoría de las luces delanteras para bicicletas se montan en el manillar o en la horquilla de forma sencilla con un par de tornillos o una abrazadera. No necesitas ser ningún experto.

Prácticamente todas son recargables por USB, como los móviles, pero también las hay de dinamo, y no, no es ningún anacronismo. Las dinamos han mejorado considerablemente y ya no son esas piezas que frenaban nuestra rueda para dar una luz tenue y parpadeante mientras pedaleábamos.

Ahora (y desde hace bastante tiempo), las dinamos, sin apenas rozamiento, se instalan en el interior del buje de la rueda, habitualmente la delantera, y ofrecen una luz constante y bastante importante, tanto delante como detrás, con un pequeño acumulador que la mantiene encendida si paramos unos minutos, por ejemplo, en un semáforo.

Existe una gran variedad de luces alimentadas de forma electromagnética, sin rozamiento. Son algo más caras que las LED, pero te evitan estar preocupado por la batería que les pueda quedar y pueden estar siempre encendidas.

Aunque con la llegada al mercado de las bicicletas eléctricas, muchas de ellas ya cuentan con un buen sistema de iluminación integrado (delantera, trasera, luz de freno y hasta intermitentes). Se encienden desde el manillar y están alimentadas por la propia batería de la e-bike.

Luces traseras

Tienen el único propósito de que te vean los vehículos que vienen por detrás, que no es poco. Se instalan en la tija del sillín o en el portabultos trasero y deben ser rojas, igual que en el resto de vehículos.

La gran mayoría cuenta con diferentes modos: varios tipos de intermitencia, ráfaga… pero si quieres nuestra opinión, mejor déjala estática. Que todos crean que se trata de una moto de gran cilindrada.

Luces para MTB

Nos encantan los árboles, pero en este aspecto, juegan en nuestra contra. Suelen tapar la luz natural o la que proviene de las urbes más cercanas. Es importante tener unas potentes luces que te permitan identificar los obstáculos con precisión.

Para la ciudad, 200 lúmenes deberían ser suficientes para los desplazamientos diarios, ya que las calles suelen contar con alumbrado público, pero si sales a pedalear en medio de la naturaleza, te hará falta un poco más.

Los ciclistas de montaña necesitan alrededor de 1.500 lúmenes para pedalear con mayor seguridad. Además, no te olvides revisar bien la duración de la batería, porque si una luz sólo puede proyectar 200 lúmenes durante media hora y tu viaje es más largo… ¡te vas a quedar a oscuras!

Otras opciones de iluminación

No te conformes con llevar una luz delante y otra detrás. Puedes hacer aún mucho más para iluminarte correctamente sin llegar a parecer una atracción de feria.

Empezaremos por las catadióptricos. Sí, esas piezas de plástico, generalmente anaranjado, que se entrelazan en nuestros radios y vienen con la bici nada más comprarla. Muchos usuarios suelen quitarlos pensando que «queda poco atractivo» pero lo cierto es que es una pieza imprescindible en la bicicleta, porque te dará una visibilidad que suele pasar desapercibida: la lateral. Y es tan importante como la trasera o la delantera. Puede que incluso más.

Vale la pena llevar luces adicionales en los tirantes de tu chaqueta, colgadas de la mochila o instaladas en tu casco. Hay luces inteligentes, con detección de tráfico, que brilla aún más si se acerca un coche. Kong, Lupin, Cateye o Garmin son algunas de las marcas más punteras en este sentido, pero estamos hablando de sistemas que pueden alcanzar los 120€.

Lo mejor y lo más barato

Rara vez coinciden, pero en este caso, la mejor recomendación para iluminarte en ciudad es, además, la más barata. Usa un chaleco reflectante siempre. Puedes optar también por un sistema de tirantes de alta visibilidad, que se guardan fácilmente en cualquier bolsillo.

Sea como fuere, evita ropas de colores negros o muy oscuros y, si puedes, hazte con ropa específica para el ciclismo, porque suele tener acabados y detalles reflectantes en la espalda, pecho y mangas. Aún así, créenos: el único chaleco salvavidas que funciona en seco es el chaleco reflectante.