La inversión en infraestructura ciclista es un gran negocio a la largo plazo

Los carriles bici de Barcelona son un buen ejemplo: se calcula que el retorno económico del fomento a la movilidad en bici podría alcanzar el 45% en los próximos años.

El crecimiento del uso de la bicicleta como medio de transporte diario siempre se hace mucho más notable en las ciudades que invierten en una infraestructura que garantice la seguridad y la movilidad de los ciclistas.

Quienes viven en Barcelona lo saben de sobra. En 2017 nació el proyecto “Bicivia”, una red de ejes ciclables metropolitanos que se ha definido y diseñado desde el Área Metropolitana de Barcelona en conjunto con 36 municipios y administraciones con el objetivo de conectar, de forma rápida, directa y segura, de norte a sur y de este a oeste, toda la ciudad. La red se ha desarrollado rápido: hoy ya se ha alcanzado el 65% de los más de 550 kilómetros previstos. Y los resultados han aparecido de inmediato: un 49% de aumento del uso de la bicicleta en la ciudad y sus alrededores entre 2019 y 2021.

En el tramo que conecta Barcelona con Esplugues ya circulan unas 1.600 bicis por día. En el que une la Zona Franca con la gran ciudad, unas 600. Se han invertido unos tres millones de euros en estas obras. Pero el retorno en beneficio social multiplicará por diez esa cifra en menos de treinta años, según calculan los especialistas en urbanismo y movilidad. ¿Por qué? Sencillo: se trata de una relación coste-beneficio que se obtiene a partir de factores como el ahorro de tiempo en los desplazamientos, los impactos en la salud o el efecto positivo en la reducción de la contaminación.

La comodidad y la rapidez son dos de las principales razones por las cuales muchas personas que usaban hasta hace poco otras modalidades de transporte para moverse por Barcelona se hayan incorporado al ciclismo interurbano. Contar con vías adecuadas para hacerlo ha sido fundamental para que hayan tomado la decisión.

Xavi Bach, investigador del Instituto Metrópoli, dijo hace unas semanas que la tasa interna de retorno de esta iniciativa (es decir, la medición de los rendimientos futuros esperados de la inversión) será del 45% en el caso de Esplugues-Barcelona y del 32% en el de la Zona Franca, tomando como referencia los próximos treinta años en los dos trazados. La instalación de carriles bici no es una pérdida de dinero, sino justamente todo lo contrario.