La influencia del calor en la conducción

¿Sabías que una temperatura elevada dentro del coche puede afectar a tu capacidad de reacción igual que lo hace el alcohol? Cuando suben las temperaturas, también aumentan los riesgos de sufrir un accidente al volante. El calor no solo compromete el confort, sino que afecta directamente a la capacidad física y al comportamiento del conductor, ya que provoca fatiga y reduce la concentración y los reflejos.
Y es que el cuerpo humano no está preparado para rendir al máximo cuando se expone a temperaturas extremas. De hecho, se calcula que conducir con calor aumenta en un 25% la posibilidad de sufrir un accidente, porque el calor provoca más cansancio y fatiga, lo que se puede traducir en somnolencia. Otros efectos que comprometen la seguridad al volante son la deshidratación, la agresividad, el nerviosismo y la tensión.
Consejos para mejorar la conducción
- Antes de emprender la marcha, rebaja la temperatura interior del habitáculo. Para ello, activa a la máxima potencia, pero a la mínima temperatura, el aire acondicionado nada más encender el coche y baja las ventanillas. Después podrás subir las ventanas y establecer la climatización entre los 20ºC y 24ºC.
- Enfoca las rejillas de la salida del aire hacia arriba para garantizar que el aire se reparte homogéneamente por el coche.
- Evita conducir en las horas de más calor.
- Para cada 200 km, o cada 2 horas, para refrigerarte. Bebe aunque no tengas sed e ingiere comidas ligeras y bajas en grasas.
- Recuerda vestir ropa cómoda y fresca. Además, los colores claros te ayudarán a absorber menos calor.
- Utiliza gafas de sol homologadas para evitar que los ojos se resequen.
- Los coches con colores oscuros absorben más el calor.
- En la medida de lo posible, aparca en zonas de sombra. Si es imposible, el parasol puede ser un gran aliado, ya que puede llegar a reducir casi en 15ºC la temperatura interior.
Cómo afecta el calor al vehículo y a las condiciones de la carretera
El calor no solo afecta al conductor, también al vehículo, poniendo en riesgo su correcto funcionamiento:
- Se puede sobrecalentar y hacer que el sistema de refrigeración no funcione como corresponde, provocando alguna avería grave.
- El asfalto caliente y la presión elevada desgastan más rápidamente los neumáticos, y se puede producir algún reventón, especialmente si están desgastados.
- El calor puede acelerar el deterioro de la batería y la evaporación de los líquidos refrigerantes, aceite o frenos.
- Con el calor, el asfalto pierde adherencia y la estabilidad del coche se puede ver comprometida.
Por todo esto, conducir con altas temperaturas requiere atención, preparación y responsabilidad. Revisar el coche antes de salir, hidratarse bien o planificar el viaje para evitar las horas de más calor son medidas muy sencillas que pueden marcar la diferencia entre un trayecto seguro y un contratiempo.