Nieve y conducción: consejos para sobrevivir a un temporal

Por: RACC Blog

Después de un temporal de nieve como el que hemos vivido estos últimos días con Filomena, llega el momento de coger nuestro coche para intentar volver a la normalidad. Para ello, os traemos unos consejos para evitar los peligros que se presentan justo después de la aparición de la nieve y las condiciones extremas.

Lo más peligroso llega los días inmediatamente después de cada temporal. La acumulación de nieve puede provocar placas de hielo, con todos los problemas que ello conlleva. Estos días hemos visto miles de vehículos inmovilizados en calles, carreteras y autopistas, que poco a poco están siendo retirados para tratar de despejar la red vial. Pero ¿qué debemos tener en cuenta a la hora de volver a usar nuestro vehículo durante un temporal o después?

 

Limpieza

En el caso de tener el vehículo estacionado en la vía pública, es probable que este haya acumulado una gran cantidad de nieve. Obviamente, antes de poder acceder al coche deberemos retirar la nieve acumulada, pero ojo, no solo de los cristales para conseguir visibilidad, sino de todas las partes posibles. Es costumbre habitual el despejar únicamente los cristales, pero debemos retirarla de todo el coche, ya que esto puede afectar a diferentes aspectos como la aerodinámica, el peso y el consumo o la integridad de algunos elementos de este.

Retirar la nieve acumulada en zonas como techo, capó delantero y trasero es una de las acciones de mayor importancia, ya que al margen de las afectaciones anteriormente descritas, también evitaremos accidentes durante la circulación. Teniendo en cuenta que las vías no se encontraran en su mejor momento de adherencia, la caída de un bloque de nieve puede ser una trampa para el resto de conductores.

Esta operación puede llevarnos unos diez minutos y con ello evitarnos problemas, a nosotros y al resto de conductores. De hecho, en algunos países es sancionable no llevar a cabo esta acción.

Pero ¿cómo debemos retirar la nieve del techo del coche? Lo ideal es hacerlo con una escoba, cepillo o similar, a poder ser sin uso, para evitar rayar la pintura con elementos que hayan quedado entre las cerdas. Tirar el bloque de nieve entero es lo ideal, pero no siempre es posible hacerlo, por lo que debemos eliminar la mayor porción posible.

 

Aparición de hielo

Cabe recordar que uno de los puntos más peligrosos de la nieve es la posterior aparición de hielo. El hielo es más difícil de eliminar de las superficies e incluso podremos dañar la pintura del vehículo, si no rascamos con una herramienta apropiada. La exposición prolongada de nieve y hielo sobre la chapa de un coche puede deslucir el brillo y “quemar” la pintura, lo que deterioraría nuestro vehículo.

Para rascar el hielo existen rascadores específicos, que generalmente tienen punta de goma para evitar el deterioro del vehículo. No se deben usar nunca herramientas metálicas para rascar. También existen líquidos creados para tal efecto, pero siempre debemos asegurarnos que no sean abrasivos o corrosivos con la pintura.

Nunca debemos usar agua caliente para deshelar el cristal, ya que debido al cambio de temperatura este podría rajarse o astillarse. Encender la calefacción –en el caso de poder acceder al interior del coche– también nos ayudará a romper el hielo en las zonas de contacto directo.

Existen diversos trucos caseros para salir del paso, como frotar una patata en el cristal para evitar su congelación, así como mezclar un poco de anticongelante en el circuito del limpiacristales, así además de favorecer a que no se congele, podremos tirar agua para descongelar con mayor rapidez. Aunque siempre es mejor acudir a los líquidos creados para estos procesos, que nos garantizarán una mayor funcionalidad.

 

Arrancar el coche

Una vez retirada toda la nieve que nos impide acceder a nuestro vehículo, la siguiente prueba que se nos presenta es la de arrancarlo. Debido a las extremas temperaturas, las baterías son uno de los componentes que más sufren, por lo que una que no esté en buen estado puede perder toda su funcionalidad en uno de estos episodios. Por suerte, el Club RACC tiene un servicio de cambio de batería in situ que te salvará la jornada.

Las baterías deben trabajar a una temperatura concreta, por lo que existen varios trucos para ayudar a conseguir un aumento en los grados de esta. La utilización de elementos calientes, como puede ser un trapo (¡siempre seco, nunca mojado!) calentado con una plancha o una bolsa de agua caliente, nos ayudará en este propósito. Basta decir que es aconsejable tener todos los elementos eléctricos del coche desconectados para concentrar toda la energía de la batería en el arranque.

Otro aspecto que nos ayudará es el pisar el embrague a fondo en cada golpe de llave, ya que al desacoplar la transmisión, el motor de arranque mueve un menor peso. De hecho, la mayoría de coches modernos ya no dejan arrancar si no es con esta opción.

En el caso de los vehículos diésel es recomendable encender el sistema eléctrico entre dos y cuatro veces, para accionar los calentadores, pieza fundamental en el arranque de este sistema.

Si hemos tenido éxito en los pasos anteriores y hemos conseguido arrancar nuestro coche, es recomendable dejar trabajar el motor en estático durante unos minutos, para que este vaya cogiendo una temperatura óptima de rendimiento.

 

Circular con nieve

Cuando llega el momento de arrancar, nos enfrentamos a otros factores ajenos a nosotros, ya que, por regla general, las vías no estarán en óptimas condiciones. A la nieve y el hielo, se les puede añadir la falta de pericia o experiencia de algunos conductores. Para ello, siempre recomendamos la realización de cursos de conducción en el Advance Driving Center del RACC, en los que aprenderemos a dominar el coche en situaciones límite.

Con nieve, deberemos extremar la precaución y la anticipación. Mantener la calma y la suavidad son los elementos esenciales a la hora de conducir en condiciones extremas. Girar suavemente la dirección, reducir el uso del cambio de marchas, usando las más largas posibles y con la mayor suavidad, dosificar el freno a la hora de las paradas y evitar su uso de forma brusca siempre que sea posible, son algunos de los mejores trucos.

Cabe recordar que el uso de neumáticos de invierno en estas condiciones es lo ideal, ya que su banda de rodadura está especialmente diseñada para evacuar el agua y agarrarse al hielo, manteniéndose la goma flexible por debajo de los 5° centígrados.

En todo caso, no olvides ponerte en contacto con el RACC ante cualquier incidencia, ya que estamos aquí para ayudar.