El patinete eléctrico, una opción para la nueva movilidad

Por: RACC Blog

La popularidad de los vehículos de movilidad personal (VMP) ha aumentado a raíz de la emergencia sanitaria, pero todavía queda pendiente garantizar una buena convivencia con los demás medios de transporte y que los usuarios estén más y mejor informados, ya que, según un amplio estudio del RACC, un 40% de los mismos desconocen la normativa actual.

patinete barcelona

foto: Pere Virgili

Si no hace muchos años el cruzarnos con patinetes eléctricos por las calles y las aceras era algo anecdótico, hoy en día forma parte de nuestro paisaje urbano cotidiano, y más aún después del confinamiento. Nadie cuestiona el actual boom de los vehículos de movilidad personal (VMP) –como patinetes eléctricos, ruedas o segways–, sobre todo en las grandes ciudades, ni sus numerosas ventajas: son un ejemplo de movilidad sostenible positiva para la ciudad, facilitan un uso eficiente del espacio y generan cero emisiones y cero ruidos. Pero, en paralelo al crecimiento de su uso, y como ha pasado con todos los medios de transporte nuevos, se incrementa también el número de accidentes de tráfico, como está sucediendo con los patinetes eléctricos en Barcelona. En enero y febrero, antes de las restricciones de movilidad establecidas a raíz del coronavirus, los accidentes se triplicaron respecto a los mismos meses del 2019. Pasado el estado de alarma, las cifras se sitúan alrededor de los 50 accidentes mensuales, aunque estos acostumbran a ser de carácter leve. Pero el dato pone en evidencia que la coexistencia entre peatones, bicicletas y tráfico rodado no siempre es pacífica.

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Abrirse paso sin recelos

En este contexto, el estudio La micromovilidad en vehículos de movilidad personal (VMP) en Barcelona del RACC (con datos recogidos unos meses antes de la llegada de la covid-19), que cuenta con el apoyo del FIA Road Safety Grant Programme, revela que aún hay un amplio margen de mejora para los usuarios de VMP. De hecho, un 40% de los usuarios de Barcelona admite que no conoce la normativa de circulación. No es extraño, así, que cuando no hay un carril bici u otro tipo de infraestructura ciclable adecuada para que circulen los patinetes eléctricos, 3 de cada 4 usuarios de VMP incumpla la normativa: el 45% admite que circula por la acera y un 27% va por la calzada con el resto de los vehículos motorizados, ambos comportamientos prohibidos por la actual ordenanza municipal. El 28% restante afirma que prefiere opciones más seguras, como ir a buscar un itinerario alternativo con carril bici o andar por la acera con el patinete en la mano. El desconocimiento de la normativa actual se puede atribuir en parte al hecho de que los VMP son un medio de desplazamiento reciente. Hasta 3 de cada 4 usuarios –el 77%– afirman que usan este tipo de vehículo desde hace menos de un año, una cifra que se eleva casi a la totalidad –un 94%– en el caso de los usuarios de la modalidad de sharing (patinete compartido).

El 54% de los usuarios de vehículos de movilidad personal admiten que se sienten vulnerables cuando circulan por Barcelona.

Hoy en día, ir en patinete eléctrico por Barcelona es una práctica propia de gente joven: 2 de cada 3 usuarios son menores de 30 años.

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Ágiles y fáciles de aparcar

Los principales motivos para desplazarse en VMP, según revela el estudio del RACC (con más de 3.000 observaciones en Barcelona y Madrid, y 600 encuestas) son la rapidez de desplazamiento y la facilidad para guardarlo en casa, y la principal preocupación de los usuarios es la carencia de infraestructura disponible: un 70% considera insuficiente la oferta de aparcamientos seguros en la calle. Otro aspecto que se cuestiona es la prohibición de circular por las aceras del Eixample (59%) y por la calzada (56%). Por otro lado, un 54% se sienten vulnerables circulando por Barcelona, y son los vehículos de motor los que les generan más inseguridad, sobre todo las motos (29%), los taxis (26%) y los autobuses (25%). Las administraciones deben afrontar un gran reto: garantizar que los VMP encajen en el sistema de movilidad de la ciudad y lograr una buena convivencia con el resto de los usuarios.

 

Fuente: Revista RACCpor Marta Bach