Más seguridad para integrar a los ciclistas

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El uso de la bicicleta en Barcelona sigue creciendo según se desprende del 4.º Barómetro RACC de la movilidad ciclista en Barcelona y sus accesos. Aunque ir en bici es todavía una elección minoritaria, esta opción va al alza, y garantizar su seguridad y la del resto de usuarios sigue siendo un reto en un espacio público limitado en el que conviven cada vez más modos de transporte.

Si bien el 4.º Barómetro RACC de la movilidad ciclista en Barcelona y sus accesos —que ha analizado de nuevo los hábitos y la opinión de los ciclistas— concluye que la bicicleta es una realidad consolidada y con una clara tendencia de crecimiento, también es cierto que aún deben sortearse obstáculos para favorecer la convivencia entre los diferentes medios de transporte y garantizar la seguridad de todos los usuarios que comparten un espacio público limitado.

El estudio, llevado a cabo por el RACC, se ha basado en más de 16.000 observaciones de usuarios y la realización de 800 encuestas. Entre las principales conclusiones, no pasa por alto que el 65% de las personas que usan la bicicleta manifiestan sentirse inseguras cuando circulan por Barcelona. Desde el 2018, año en que se hizo público el primer Barómetro RACC de la movilidad ciclista en Barcelona, la sensación de peligro se ha casi duplicado (pasando del 33% de ciclistas que afirmaban sentirse vulnerables).

Mayor presencia de patinetes

La percepción de mayor riesgo coincide con la irrupción de los vehículos de movilidad personal (VMP), principalmente patinetes, que conviven en un mismo espacio urbano con los ciclistas, y que también inciden en otro de los colectivos más vulnerables: los peatones. Tampoco hay que olvidar que los vehículos de motor de mayor tamaño (camiones, autobuses y furgonetas) son también los que mayor inseguridad generan a los ciclistas.

Más y mejor infraestructura

El estudio también ha indagado en la opinión de los usuarios sobre la infraestructura ciclable, que se encuentra entre sus principales preocupaciones. 9 de cada 10 ciclistas encuestados apuntan que no tienen una red pedaleable en todo su recorrido habitual, es decir, un 11% consideran que solo tienen a su alcance infraestructura para ir en bici de forma segura y continua a lo largo de todo su itinerario diario (ya sean carriles bici, zonas 30 u otros espacios específicos para circular). Esto incide claramente en la seguridad vial y puede afectar a la integridad de otros usuarios, porque los ciclistas admiten que, cuando no disponen de un espacio diseñado específico, buscan alternativas que no siempre cumplen la normativa, como circular por la calzada (un 59% de los encuestados) o utilizar aceras estrechas de menos de 5 metros de ancho (26%), aunque no está permitido hacerlo.

El cumplimiento del reglamento es justo uno de los talones de Aquiles de aquellos que circulan en bici: el 48% admite que cruza los semáforos en rojo cuando no hay vehículos de motor cerca y el 42% confirma que va a mayor velocidad de lo permitido. En esta edición del Barómetro también se ha detectado que el 41% de los ciclistas reconoce utilizar auriculares y el 35% manifiesta que usa el móvil cuando circula, aunque el reglamento no lo permita. Además, un 33% de los usuarios admite que no conoce la normativa de circulación en bicicleta, a pesar de que la cifra mejora respecto de la registrada en 2021 (un 38%).

Perfil del ciclista urbano

La actual realidad de la calle demuestra que las bicicletas han llegado a Barcelona para quedarse: en los últimos 11 años los trayectos en este modo de transporte han aumentado un 47% en los días laborables, hasta llegar a los 144.950 desplazamientos en el año 2021. Pero, ¿cómo es el perfil del ciclista de Barcelona? Básicamente se trata de una persona joven: el 77% de las mujeres que circulan en bicicleta tiene entre 21 y 40 años (el 67% en el caso de los hombres) y va a trabajar (72,5%) o a estudiar (24%). Se trata de personas sensibilizadas con la salud y la protección del medio ambiente, dado que la mayoría (69%) asegura que antes de ir en bicicleta ya se desplazaba de forma sostenible (iba en transporte público o a pie), mientras que solo un 24% utilizaba el coche o la moto. También llama la atención que 4 de cada 10 ciclistas (41%) hace menos de 2 años que se desplazan en bicicleta. La cifra aumenta en el caso de los usuarios del servicio público (Bicing o eBicing), ya que más del 56% son ciclistas noveles.

De esta forma, se pone de manifiesto que los sistemas públicos sirven como impulsores de la movilidad ciclista y que, una vez tienen experiencia, los usuarios prefieren tener su bicicleta en propiedad. El estudio, que en esta ocasión ha evaluado, por primera vez, los hábitos y la opinión de los ciclistas que acceden a la capital catalana, apunta que el 39% de los usuarios del sistema público de alquiler de bicicletas (Bicing) asegura que harían desplazamientos metropolitanos si existiera un servicio 100% compatible entre los municipios. Un apunte a tener en cuenta para el futuro.

Las recomendaciones del RACC

Mejorar el comportamiento de los usuarios

• Hay que promover la convivencia entre las bicicletas y el resto de los medios de transporte, sobre todo los VMP, ya que comparten espacio con los ciclistas.

• Es necesario fomentar la formación y el conocimiento de la normativa de circulación urbana, por lo tanto, sería oportuno desarrollar una formación obligatoria y gratuita para los usuarios de la bicicleta que no tengan conocimientos previos del reglamento.

• Es necesario concienciar sobre los riesgos del uso de auriculares y del móvil mientras se circula en bicicleta e impulsar campañas de sensibilización sobre la importancia del uso del casco, y de disponer de timbre, luces y elementos reflectantes.

Mejorar la infraestructura

• Hay que consolidar la calidad de la red existente, resolviendo puntos conflictivos en términos de seguridad, como cruces y rotondas, y eliminando todos los carriles bici de las aceras y los bidireccionales.

• Impulsar el uso de la bicicleta en el ámbito metropolitano, incrementando la conectividad con otros municipios con la ampliación de la red ciclista con características y diseños comunes en toda el área metropolitana.

• Valorar el diseño de los carriles bici implantados de manera provisional durante la pandemia e integrarlos en la red actual de bicicleta de la ciudad.

• Mejorar la señalización vial, con semáforos específicos y señales reflectantes o con luz.

• Reservar un espacio señalizado específicamente para que las bicis se detengan en los semáforos para evitar aglomeraciones mientras los ciclistas esperan para cruzar, similar a la zona reservada para las motos.

• Auditar los carriles bici para detectar posibles peligros y asegurar su buen mantenimiento, como ya se hace con la red vial con la metodología EuroRAP.

• Crear una red de estacionamientos seguros (en superficie y subterráneos) en los hubs de movilidad y también fomentar iniciativas privadas de aparcamiento.

Mejorar el servicio público para que la bicicleta sea una opción atractiva

• Electrificar la mayor parte del servicio Bicing.

• Aumentar el horario de tarifa plana de 30 a 45 minutos y la cobertura territorial en municipios próximos (como L’Hospitalet) para los servicios públicos de bici compartida.

• Garantizar la integración tarifaria del servicio Bicing con el servicio metropolitano.

• Ofrecer incentivos para el uso de la bici:

– A nivel empresarial, incentivar los desplazamientos de los empleados en bici, facilitar estacionamientos seguros, vestuarios, etc.

– Las diferentes administraciones deberían impulsar incentivos fiscales para promover el desplazamiento en bici al trabajo, crear campañas informativas sobre los beneficios colectivos (mejora de la calidad del aire, menos congestión, etc.) y las ganancias a escala individual (viajes puerta a puerta, más salud, etc.), así como destinar subvenciones a la compra de una bici nueva o a la reparación de otras e impulsar campañas para fidelizar usuarios y también para captar a nuevos usuarios.

Por Queralt Bros RevistaRACC